Autumn's Christian Journey ✝️

Las reflexiones de Autumn64 sobre su viaje en el cristianismo

El sábado en la noche es cuando comienza la Pascua, que no sólo conmemora la huida de Israel de Egipto, sino que también celebra el momento de la resurrección del Hijo del Hombre.

Dios bajó a la Tierra y se encarnó en Jesús para mostrarnos el tipo de relación que quería tener con nosotrxs. Él no quería ser un Dios que estuviera allí en lo alto y que fuera de «mírame y no me toques», sino que Él quería que nosotrxs fuéramos capaces de verlo como nuestro Amigo. No como nuestro Amo, sino como nuestro Padre.

El amor tan intenso e infinito que Dios tiene por nosotros fue tal que se encarnó en el Verbo. Entonces, Jesús es la manifestación más grande del amor que Dios nos tiene. Dios decidió encarnar en forma humana, autohumillarse y autolimitarse para que nuestra mente limitada pudiera comprender un poco más Su amor.

Del mismo modo, Su crucifixión no fue sino un acto de amor. Con eso nos demostró que, no importa la cantidad y la intensidad de errores que cometamos, Él nos seguirá amando, y nos seguirá perdonando. Entonces, Su resurrección es la demostración no sólo de que es un Dios vivo y de vivos, sino también de que es posible perdonar incluso la ofensa más fuerte y horrible.

A veces me he topado con la pregunta de, ¿por qué Dios se dejó crucificar, si con un simple pestañeo podía acabar con todos los que lo odiaban?

Lo cierto es que, mediante la crucifixión, Dios manifestó su empatía hacia todos aquellos que somos odiados y/o menospreciados por la mayoría. Jesús se juntaba con prostitutas, con publicanos, y con todos aquellos que eran despreciados por esa sociedad, así que de ese modo nos demostró que nos acepta y nos ama a pesar de que el resto nos odie, pero con la crucifixión nos demostró que también entiende y comparte nuestro dolor, y mediante la resurrección nos demuestra que nunca nos abandonará y siempre estará con nosotrxs.

Por eso me parece tan inverosímil que Dios me odie por ser trans. No solamente Él fue quien me creó así, sino también Él conoce todas las cosas que he pasado por causa de serlo, las comparte y me ofrece el consuelo. Aunque todos estén en contra mía por ser yo misma y por no ocultarlo, Jesús está conmigo y me ama. Jesús sabe lo que es ser odiado por los demás, ergo Él me ama y celebra mi identidad.

Alegrémonos en este día, pues nuestro Salvador venció a la muerte y una vez más nos demostró su inmenso amor. ¡Feliz inicio de Pascua!




Escrito por una humana, NO por IA. Con licencia CC BY.


Hoy 17 de abril de 2025 comienza el jueves santo, y con ello comienza el Triduo Pascual. Este es un momento bastante importante para mí, ya que es la primera vez que observo la Cuaresma y celebro la Pascua desde hace 6 años, también es la primera vez en la que lo haré estando consciente de lo que significa y de su importancia.

El jueves santo conmemora la Última Cena. La última vez en la que Jesús se reunió con sus discípulos, y en la que comieron para celebrar la pascua judía. Fue aquí en donde Jesús promulgó su nuevo mandamiento, y también fue cuando el Hijo del Hombre lavó los pies de los apóstoles, e instituyó la eucaristía. Considero que este es el suceso en el que el “cristianismo” comienza a existir, y en el que la antigua ley de Moisés queda obsoleta en favor del nuevo pacto realizado entre Dios y la humanidad a través de Jesús.

Considero que hay tres puntos, que me parecen los más importantes en este día, y que veremos a continuación.

1. La creación del nuevo pacto

Es innegable que el cristianismo tiene sus raíces en el judaísmo (mismo Jesús era judío, y la mayoría de sus seguidores iniciales lo eran). Originalmente el pueblo de Israel estaba basado en el pacto que realizaron Dios y Abraham, en el que el Primero le prometía al segundo una descendencia gigantesca, y una vasta porción de tierra para que fuera habitada por todos sus descendientes, y que se «firmaba» mediante la circuncisión de los recién nacidos al octavo día. A través de Isaac, Jacob y José el pueblo de Israel se vuelve entonces el cumplimiento de dicha promesa. Adicionalmente había también un segundo pacto, esta vez entre Dios y toda la humanidad, plasmado en las leyes noájidas.

En la última cena Jesús estableció un nuevo pacto con toda la humanidad, en la que ya no había diferencia entre judío y no-judío, y en la que todos los que creyeran en Cristo y siguieran sus mandamientos serían considerados como parte del pacto1. Así, mediante la gracia justificante de Cristo nuestros pecados son perdonados, y nos abre la puerta al cambio en nuestras vidas y a la santificación2. Podemos confirmar este nuevo pacto de gracia mediante el bautismo, pero esto personalmente no me parece necesario, si bien recomendado.

2. La institución de la Eucaristía

La Eucaristía, que en griego significa «acción de gracias», y que también se le conoce como la «Cena del Señor», es el ritual que conmemora la Última Cena y el establecimiento del pacto. Se acostumbra compartir y consumir pan y vino (o jugo de uva en algunas denominaciones cristianas que practican la temperancia, tales como la Metodista) replicando lo que se llevó a cabo y lo que sucedió en la Última Cena.

Entonces, la Eucaristía es la conmemoración de la Última Cena, y del establecimiento del pacto de gracia. Concretamente es la acción de gracias por este nuevo pacto, y es el momento que nos recuerda el por qué somos cristianxs. Existe controversia sobre el significado espiritual de la Eucaristía, teniendo por una parte a la iglesia Católica y algunas Ortodoxas que consideran que Jesucristo se convierte literalmente en el pan y el vino en algo llamado transubstanciación, y por otro lado a las iglesias protestantes, que están en mucho mayor desacuerdo. La iglesia Metodista considera que, si bien el pan y el vino —o el jugo— no se transforman en absoluto, sí hay una presencia real de Jesús, manifestada en que, mientras estamos compartiendo la comunión, el Espíritu Santo nos acompaña y nos llena de Su gracia3.

La Eucaristía es algo muy importante que desafortunadamente diversas denominaciones —entre las que destacan los Evangélicos y los Pentecostales— tienen muy descuidado o ya ni siquiera contemplan. Olvidar la Eucaristía es olvidar por qué somos cristianxs, y despreciarla es el equivalente a despreciar el nuevo pacto entre Cristo y nosotrxs.

3. El establecimiento del nuevo mandamiento

Como dije al inicio del post, la llegada de Jesús invalidó el antiguo pacto, lo que significa que las leyes de Moisés no aplican para los cristianos a menos de que Cristo las haya reafirmado. Cristo sí reafirmó las leyes noájidas4, y también confirmó 9 de los 10 mandamientos; el único que no renovó es el de «santificarás las fiestas», que imponía el descanso obligatorio en el Shabbat —el sábado—, ya que Jesús trajo ese descanso para nosotrxs (es decir, Jesús es el descanso), y por ende Él mismo ya cumple y llena ese mandamiento5.

Sin embargo, la cantidad de mandamientos siguen siendo diez, y eso es porque Jesús nos trajo un nuevo mandamiento: «ámense los unos a los otros, tal y como yo los he amado a ustedes»6. Este mandamiento resume a todos los demás —aunque no los invalida—, y es el producto que plasma los efectos del nuevo pacto.

De este modo, si creemos y tenemos fe en Cristo, nuestra gracia santificante se manifestará amando a los demás. No sólo a nuestros amigos y seres queridos, sino también a nuestros enemigos y a quienes nos odian. Cuando amamos manifestamos la gracia de Dios en los demás, porque Dios es amor y el amor viene de Dios.

Conclusión

Me llenaría de mucha alegría que este post sea útil para que reflexionemos sobre estas cosas en este día tan importante, ya que ahora toca prepararnos para la pascua, la resurección de Cristo. Rezo porque este jueves santo nos llene espiritualmente y nos haga más sensibles a la gracia de Dios, y que nos permita manifestar eso con la celebración y remembranza de la Eucaristía, y mediante el cumplimiento de Su nuevo mandamiento: que nos amemos los unos a los otros.

Hay más detalles, tales como el lavado de pies o la traición de Judas y la negación de Pedro, pero no entraré en detalles con esas cosas ya que quería enfocarme en los tres puntos que considero más importantes en este día, que son los que vimos en este post.

No escribiré ninguna entrada sobre el viernes santo, que conmemora y observa la crucifixión de Jesús, pero sí publicaré mis reflexiones sobre la pascua y lo que significa para nosotrxs. ¡Feliz Jueves Santo, y preparémonos para la crucifixión de nuestro Salvador y su posterior resurección!



REFERENCIAS

  1. https://www.biblegateway.com/passage/?search=g%C3%A1latas%203%3A26-29&version=NVI
  2. https://www.umc.org/es/content/by-grace-we-are-forgiven-justifying-grace
  3. https://www.umc.org/en/content/an-open-table-how-united-methodists-understand-communion
  4. https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mateo%205%3A16-18&version=NVI
  5. https://www.biblegateway.com/passage/?search=mateo%2012%3A8&version=NVI
  6. https://www.biblegateway.com/passage/?search=juan%2013%3A33-35&version=NVI



Escrito por una humana, NO por IA. Con licencia CC BY.


Una de las cosas que más me alejaron de la iglesia católica es esa obsesión que tienen algunos (mas no todos) de rezarle a María y a los santos. Desde pequeña incluso mi mamá se daba cuenta de que yo en todo caso le rezaría a Dios, y no a alguien que no es Dios. Eso me hizo no tenerle devoción a ningún santo ni nada por el estilo, y vaya que mi familia es súper devota de San Juan Pablo II.

Ahora que soy Metodista, se continúa esta noción de únicamente rezar y adorar a Dios, y no a nadie más, por lo que ya no tengo ningún conflicto con ello y estoy bastante cómoda así. He visto a católicos afirmar que no se trata tanto de “rezar” ni de “adorar”, sino de “pedir que la Virgen rece por ti”, bajo el argumento de que Dios le hace más caso a María que a nosotros, algo con lo que no estoy de acuerdo porque entonces eso significaría una jerarquía que el Nuevo Testamento dice muy claramente que no existe1. Personalmente yo no estoy en contra de que los católicos, o los cristianos, o quien sea, le recen o adoren a quien quieran. Sólo yo no lo hago porque eso no va conmigo.

A pesar de esto, tampoco me agrada que en diversos círculos evangélicos se menosprecie a María como “una simple humana” o “alguien que no es especial”. Incluso he visto a cristianos que la insultan y se burlan de ella, y sinceramente eso me avergüenza muchísimo. María es definitivamente una de las figuras más importantes del cristianismo, porque sin ella no habría venido Cristo, así de fácil. Si María se hubiera rehusado a ser la Madre de Dios, Cristo no habría venido a nosotros. Si nos burlamos de ella entonces somos pésimos cristianos, ya que entonces no sabemos valorar la labor tan grande e importante que ella realizó.

No la llamo a menudo “la Virgen” (sólo a veces, y en contextos informales) porque eso sería reconocer la doctrina que afirma que María fue virgen toda su vida. Si bien yo estoy de acuerdo en que María fue virgen antes, durante y después del nacimiento de Jesús, no me parece que haya nada (ya sea por ignorancia, o porque en verdad no hay nada) que demuestre que lo siguió siendo por el resto de su vida. Personalmente pienso que si su intención era quedarse virgen para siempre, entonces no habría tenido sentido haberse casado, tomando en cuenta también el propósito del matrimonio en esa época y en ese lugar. Además, la biblia menciona en repetidas ocasiones que Jesús tuvo hermanos, que es un tema del que hablaré más a fondo en entradas futuras.

Tampoco estoy de acuerdo con la doctrina de la Inmaculada Concepción, que fue literalmente establecida en 18542, y que por ende es una invención de la iglesia católica. La idea del pecado original es muy problemática y tengo una opinión muy particular al respecto, y la doctrina de la Inmaculada Concepción es incluso más problemática, por lo que, si bien respeto a quien mantiene esas creencias, personalmente prefiero apartarme de dichas doctrinas.

Aún con todo esto, reconozco que María es la Madre de Dios (Theotokos), “bendita entre las mujeres”, y la Madre de todos los creyentes, y la admiro como una de las personas más importantes en la historia, porque sin ella se nos acaba la guachafita a todxs. La aprecio y admiro muchísimo, sólamente no le rezo. Pero eso no quita ni resta su importancia. María es un ejemplo a seguir, y es alguien que merece mucho aprecio y respeto. ¡Te quiero mucho, María Madre de Dios!



REFERENCIAS

  1. https://www.biblegateway.com/passage/?search=G%C3%A1latas%203%3A28&version=NVI

  2. https://es.wikipedia.org/wiki/Ineffabilis_Deus




Escrito por una humana, NO por IA. Con licencia CC BY.