¡El Mesías ha resucitado!
El sábado en la noche es cuando comienza la Pascua, que no sólo conmemora la huida de Israel de Egipto, sino que también celebra el momento de la resurrección del Hijo del Hombre.
Dios bajó a la Tierra y se encarnó en Jesús para mostrarnos el tipo de relación que quería tener con nosotrxs. Él no quería ser un Dios que estuviera allí en lo alto y que fuera de «mírame y no me toques», sino que Él quería que nosotrxs fuéramos capaces de verlo como nuestro Amigo. No como nuestro Amo, sino como nuestro Padre.
El amor tan intenso e infinito que Dios tiene por nosotros fue tal que se encarnó en el Verbo. Entonces, Jesús es la manifestación más grande del amor que Dios nos tiene. Dios decidió encarnar en forma humana, autohumillarse y autolimitarse para que nuestra mente limitada pudiera comprender un poco más Su amor.
Del mismo modo, Su crucifixión no fue sino un acto de amor. Con eso nos demostró que, no importa la cantidad y la intensidad de errores que cometamos, Él nos seguirá amando, y nos seguirá perdonando. Entonces, Su resurrección es la demostración no sólo de que es un Dios vivo y de vivos, sino también de que es posible perdonar incluso la ofensa más fuerte y horrible.
A veces me he topado con la pregunta de, ¿por qué Dios se dejó crucificar, si con un simple pestañeo podía acabar con todos los que lo odiaban?
Lo cierto es que, mediante la crucifixión, Dios manifestó su empatía hacia todos aquellos que somos odiados y/o menospreciados por la mayoría. Jesús se juntaba con prostitutas, con publicanos, y con todos aquellos que eran despreciados por esa sociedad, así que de ese modo nos demostró que nos acepta y nos ama a pesar de que el resto nos odie, pero con la crucifixión nos demostró que también entiende y comparte nuestro dolor, y mediante la resurrección nos demuestra que nunca nos abandonará y siempre estará con nosotrxs.
Por eso me parece tan inverosímil que Dios me odie por ser trans. No solamente Él fue quien me creó así, sino también Él conoce todas las cosas que he pasado por causa de serlo, las comparte y me ofrece el consuelo. Aunque todos estén en contra mía por ser yo misma y por no ocultarlo, Jesús está conmigo y me ama. Jesús sabe lo que es ser odiado por los demás, ergo Él me ama y celebra mi identidad.
Alegrémonos en este día, pues nuestro Salvador venció a la muerte y una vez más nos demostró su inmenso amor. ¡Feliz inicio de Pascua!